Fernando Torres la
metió jugando para el Chelsea, y o prometido es deuda: va un nuevo post de
futboloides. El presente artículo es bastante especial, la simple imagen
“Kissesca”(?) del homenajeado así lo demuestra, un genio y figura que solo
puede existir en el poco publicitado pero no menos colorido fútbol de ascenso,
más precisamente a las categorías más bajas del mismo. Leíste bien, nada de
escenarios prolijos con césped alfombrado, de luces, publicidades de Clear for
men(?), autos caros, Mourinhos, Messis, himnos de la Champions y jeques de
obesa billetera, no señor.
Alejándonos
paulatinamente de las luminarias del viejo continente, nos dirigimos a
Sudamérica, donde la pasión se vive diferente, con ruidosas hinchadas, pierna
fuerte, amor por la camiseta y equipos brasileros que en una final de copa
internacional te mandan unos negros de 2 metros y 130 kilos a la puerta de tu
vestuario que te cagan a palazos, lesionan a tus jugadores, le ponen un arma en el pecho a tu arquero y
todo termina con los mafiosos hijos de puta buenos señores de la Confederación
Truchaméricana Sudaméricana que deciden otorgarle la copa a ese dignísimo
campeón(?) que es Sao Paulo... Qué mundial nos espera! En fin, polémicas al
margen, hoy toca abordar la vida de un auténtico mito y leyenda del Futboloidismo,
cuyos valores personales distan muchísimo de los que presuntamente tienen los
garcas de la CFS, estoy hablando del hasta aquí desconocido Darío Dubois.